Tema expuesto el día Viernes 28 de Enero del 2011 en la cuenta de @sgmdn_freud.
A saber, Una curiosidad del suicidio lo equipara en un único aspecto a la homosexualidad, esto es parte de su denominación social, y es que antes del advenimiento del cristianismo y la época moderna, la censura social para ambas practicas era menor, no se les tildaba de “Pecaminosas” o “Aberraciones” (Fuera de esto, Difícilmente tienen otros detalles en común: Mientras es obvia la naturaleza patológica del suicidio, la homosexualidad es sólo una caracteristica del sujeto).
Quizás, incluso la voluntaria acción de una persona de ser la parte central de un ritual de sacrificio en una sociedad precristiana (aztecas, celtas, nórdicos o incluso el “hitobashira” nipón) podría interpretarse de manera similar a la de un suicidio, aunque con tintes obviamente distintos, pero dejando en claro una idea básica.
Comentaré algunas ideas sobre el fenómeno o mecanismo del suicidio.
1. Vuelta a un Estado de Paz
(y No Tensión)
(y No Tensión)
El primer comentario hace referencia a algo que dentro del psicoanálisis se conoce como “Instinto de Muerte” (lo resumiré considerablemente).
Así como dentro del psicoanálisis existe lo que se llama “Pulsión de Vida”, también existe un equivalente conocido como “Pulsión de Muerte”. En resumen: Una pulsión de vida buscan en general la superviviencia de la especie y la del individuo (lo que los mueve a sobrevivir y reproducirse), mientras las de Muerte se podrían entender como las que conllevan una destrucción (por ejemplo: la destrucción del sujeto si se pone en riesgo en un intento de reproducirse y preservar la especie, o si pone en peligro la continuidad de la especie al anteponer su propio placer o integridad individual); así las pulsiones de muerte serían una contra parte destructiva de las de vida.
Ahora pensemos en este ejemplo: Un sujeto que atraviesa por un periodo de estrés más allá de lo común, algo extraordinario (quizás traumático) que va más allá del estrés de la vida común. Esto someterá a su organismo a una presión tal que este (el organismo) casi inconsciente o instintivamente busca regresar a un periodo de pasividad; y si en el pasado el organismo (y la consciencia) ha conocido un periodo de pasividad, tratará de volver a él.
A veces sucede que la vuelta a dicha pasividad retrae al sujeto hacia una pasividad original, hacia un estado de tensión baja (en el organismo) y con un nivel mínimo de excitación; de hecho ese estado podría ser equiparado el estado primario de “no vida”, es decir, a la muerte (A las pulsiones de muerte también tienen la característica de retraer al organismo al estado de menor excitación o actividad física posible).
Es como si el organismo se defendiera de una “tensión” por de más extrema buscando la paz de un estado físico carente de (respuesta al) estrés: El estado de muerte. A todo lo anterior es lo que se puede entender –en resumen- como “Instinto de Muerte”.
Siento este el caso, efectivamente podríamos definir a la causa del suicidio como la tensión o el estrés al que es sometido el organismo.
2. Agresión Introyectada
Primero haremos una pequeña distinción entre los actos suicidas de acuerdo a su intencionalidad.
Un acto suicida en el que por un “descuido” el sujeto no puede consumar su propia muerte es en cierto modo comparable a una advertencia (no creo necesario comentar la naturaleza sumamente seria de tal tipo de advertencia).
Por otra parte, un acto suicida deliberadamente planeado en todo detalle para consumarse demuestra que se ha alcanzado el extremo.
Haré dos ejemplos que realmente han sucedido:
1) Una niña pequeña, tras un severo enojo con su mamá, en una actitud casi de berrinche, logra tomar un puñado de pastillas y consumirlas. Afortunadamente no hay desenlace fatal, ya que el hecho se da mientras la mayoría de los familiares se encuentra en casa.
2) Una adolescente que debería estar en la escuela un lunes a las 9 de la mañana regresa a casa sabiendo que a esa hora nadie debería estar en el hogar: tanto la madre como el padre (la totalidad de su familia) salen al cumplimiento de sus rutinas. Entonces la chica se encierra en el baño e intenta el suicidio (afortunadamente es descubierta por el padre, que por tal o cual detalle, regresa a casa y nota algo a la entrada del baño, actuando, consiguiendo ayuda y logrando que el acto no se consume).
Obviamente el grado de intencionalidad es mucho más claro en el segundo ejemplo que en el primero. Supongan incluso que en el primer ejemplo el acto pudo haber sido llevado a cabo por alguien mayor, pero que -curiosamente- al consumir pastillas se deja caer en la sala o algún otro lugar de la casa con frecuencia de tráfico familiar. Como psicoanalista, uno puede pensar que esos descuidos inconscientes en verdad revelan una intencionalidad suicida más equiparable a una advertencia que a un acto concreto (aunque claro está: Reitero que todo intento suicida debe ser tomado en serio, incluso alguien con una intencionalidad débil puede ser presa del azar y terminar en tragedia).
Retomando todo lo anterior quiero resumir: Un suicidio siempre se puede interpretar como una agresión inconsciente hacía todos, como una especie de “última gran ofensa kamizaze”; con su inmolación el sujeto destruye lo más valioso a lo que tenía acceso, tan valiosos que es incluso apreciado por los demás (que le conocen).
Así, un suicidio no sólo resulta en una agresión hacía todos, sino que particularmente lo es para con las personas más cercanas al sujeto, y en especial hacía las figuras paternas de este.
Dentro de esta explicación podemos citar el siguiente mecanismo: Una la canalización del los impulsos y afectos.
Imaginen esto: Tienen una persona con una Libido agresiva, cosa que resulta en una “pulsión destructiva”, es decir, un deseo de agredir o destruir (también podría considerarse pulsión de muerte). Dicho deseo es dirigido al exterior, ya sea hacía un objeto, otra persona o situación, algo ajeno al sujeto su persona.
Pues bien, cuando un deseo (destructivo, erótico o de cualquier otro tipo) no se puede consumar, ya sea por el medio ambiente o cualquier otra restricción, un posible resultado es que dicho deseo (la pulsión) termine recayendo sobre el sujeto.
Lo pueden ver así: Una persona que sufre abuso (físico o psicológico) durante un tiempo prolongado no puede responder o agredir a su agresor (el agresor podría ser un padre, pareja, una sociedad represiva, etc.), y como resultado de esto el sujeto se desvaloriza a sí mismo(a) y se autocastiga, hasta que eventualmente dirige la agresión sobre lo que puede: él o ella misma, esto puede resultar en un primer intento suicida (Quizás aquí cabe anotar que algunos casos de sociopáticos nos sólo sufrieron falta de afecto, y que la tendencia autodestructiva es característica de todos los sociópatas).
Por otro lado, más psicoanalíticamente, podríamos estar ante un fenómeno de introyección de la figura. En twitter, una usuaria (@norprama), lo resumió de la siguiente manera: "Si introyectamos a la figura odiada, la destrucción se transforma en [la] autodestrucción del sujeto."
Y efectivamente, podemos definir el acto suicida bajo la directrices de tres deseos: El deseo de morir, El deseo de matar y El deseo de ser muerto (esto requeriría ahondarse aún más, pero podemos resumirlo en el proceso de identificación: como el inconsciente básicamente no distingue e identifica a los demás con unos mismo).
Y efectivamente, podemos definir el acto suicida bajo la directrices de tres deseos: El deseo de morir, El deseo de matar y El deseo de ser muerto (esto requeriría ahondarse aún más, pero podemos resumirlo en el proceso de identificación: como el inconsciente básicamente no distingue e identifica a los demás con unos mismo).
¿Quién optaría por la profesión de Samurái?, Un potencial suicida quizás. |
3. Narcisismo Exacerbado
Otra explicación del suicidio no obedece tanto al carácter melancólico como al idealismo.
Otra explicación del suicidio no obedece tanto al carácter melancólico como al idealismo.
Se le podría resumir como una serie de ingredientes para una receta de desastre: Si se tiene a una persona que no es capaz de aceptar la más mínima herida u ofensa a su narcisismo, la muerte puede sobrevenir cuando tal narcisismo es acompañada de un “egocentrismo mórbido y nefasto, sumado a sus aspiraciones de objetivos más nobles”… me atrevería a decir que quizás este es el caso de los samuráis y otro suicidas de índole idealista.
Se le puede resumir así:
Narcisismo Exacerbado + (Interiorización de) Ideales exageradamente Altos o Nobles =
- Seppuku
- Sati hindú
- Mártir cristiano del siglo primero aceptando gustoso su muerte
- El joven de la era del romanticismo cortándose las venas por despecho o batiéndose en duelo
- Lord Byron en la guerra de independencia griega
- Juan Escutia inmolándose con la bandera mexicana, etc.
Podemos concluir remarcando este punto: Para la era moderna el suicidio “es un síntoma patológico y ya no una muestra ética de la libertad que lo valoriza como expresión de un heroísmo suprema”.
Lo anterior lo definimos así: No es sano que un organismo busqué su propia destrucción cuando esa no es su naturaleza biológica.
Para saber más:
* "Duelo y Melancolía" ["Trauer und Melancholie"] (1917), Sigmund Freud.
* Diccionario de Elisabeth Roudinesco y Michelle Plon.
* Carta de S. Freud a Martha Freud del 16 de septiembre de 1883.
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